Sunday, January 13, 2013

Prisas y Pesadillas

A Miquel. 

Dos noches seguidas, dos pesadillas distintas. La primera, el espíritu de alguien que espero sigue todavía vivo se escurría en mi cama, entre las sábanas, hasta el momento en que siento su respiración y entonces despierto sobresaltado, con un grito que inevitablemente saca a mis compañeros de hostal de sus dulces y, posiblemente y debido a su divina juventud, húmedos sueños. La segunda, visito a un niño que soy yo mismo. El chaval llora y yo con él, y me despierto en un mar mezcla de sudor y lágrimas, ciertamente repugnante. Roro, afuera, espera pacientemente a que salga de la tienda y la ponga en marcha para llevarla a un mecánico tan pronto como sea posible, pues al acelerarla percibo un ruido medio raro y una vibración poco común. Las válvulas necesitan un ajuste, es mi diagnóstico basado en nada excepto mi ignorancia. En cualquier caso no parece grave, y salgo pronto para Cali, donde un español afincado desde hace una docena de años mantiene un negocio de reparación de motocicletas que espero tenga el taller abierto para cuando llegue. Ventajas de que Roro sea japonesa, la arreglan en cualquier lado. No se puede decir lo mismo de las alemanas BMW.

Colombia. Caribe y alta montaña conviven serenamente. Cartagena, el sabor y la pobreza del Caribe. Medellín, modernidad y cultura, una ciudad que hace sonrojar a Madrid como supuesta capital de un país del supuesto primer mundo. En Salento, café, caballos y turistas en busca de naturaleza. Aquí, en la montaña, alejado de la ciudad, se puede respirar. Es casi como el mar. Pero con pesadillas. Exprimidas las lágrimas y todavía sudando, rebusco en uno de los miles de bolsillos que mis absurdos pantalones tienen para encontrar el mapa de Sudamérica, e intentar trazar una nueva ruta. Mi plan original era llegar a Ushuaia a finales de Marzo. Resulta que, según me cuenta gente que viene de allí, a mediados de Marzo ya hace un frío de cojones en la Patagonia. Además de viento y quizá hasta nieve. Mi moto no es precisamente adecuada para este tipo de clima. Entonces, tengo tres opciones:

1- Acelerar y llegar a Ushuaia antes del invierno del hemisferio Sur. 
2- Seguir a mi ritmo y no llegar a Ushuaia, terminando la ruta en Buenos Aires.
3- Seguir a mi ritmo y afrontar lo que se me venga encima en el invierno patagónico.

La opción 3 es la peor, así que es la que creo que terminaré eligiendo. Primero porque soy idiota, y segundo porque soy imbécil. Pero he de llegar hasta el destino que me había propuesto, en caso contrario la espina se quedará clavada durante demasiado tiempo, y no se si hay ya mas espacio disponible para espinas clavadas en mi memoria. Las prisas son insalubres, eso todo el mundo lo sabe. Mi hermano, de pequeño, sacaba de quicio a mis padres cuando a la hora de ir a la escuela, y llegando tarde, las únicas palabras que salían de su boca eran "prisas no". Lo último que quería en este viaje era tener prisa. Me he cruzado con muchos moteros que llevaban una mecha en el culo para llegar a la Patagonia. Rápido, rápido. Alaska a Ushuaia en menos de un mes, con esas urgencias he conocido a muchos. No voy a insistir sobre el tema porque creo que ya he hablado de eso en algún otro post, pero personalmente me parece una muy ridícula forma de viajar. Eso si, tiene una ventaja: no hay que rehacer la ruta ni arrepentirse de no haber salido un mes antes. 

Encuentro en mi camino multitud de jóvenes viajeros que, milagrosamente, tienen el tiempo y el dinero para viajar durante meses recorriendose todos los continentes, de backpacer hostel en backpacker hostel y tiro porque me toca. Viajar es en estos tiempos tan asequible que una marabunta de niños mochileros se recorren el mundo conociéndose los unos a los otros y engordando su lista de amigos en Facebook como posesos de la red. Viajar es tan fácil que el término viajero ha cambiado de significado en las últimas décadas. Ha sido deshonrado, profanado y ensuciado. El viajero es, ahora y fundamentalmente, una persona que se mueve de un punto a otro. El viajero era antes un explorador. Ahora es un observador. Antes llevaba un cuaderno de bitácora. Ahora, un iphone. Antes, una brújula. Ahora, Google Maps. El viaje transformaba al viajero, antes. Ahora, el viajero transforma el viaje. Ahí entramos todos, los mochileros, los moteros, los turistas, los que viajan en Landcruiser 4x4 y los que toman el taxi en el aeropuerto. Todos somos ahora modernos viajeros, vagos, calculadores y niños mimados. Vivimos experiencias para poder compartirlas en las redes sociales. Es tan "cool" mostrar cuando se nos pincha una rueda y conseguimos arreglarla. Es "super aventurero" quedarse sin gasolina perdido en medio de la nada. Es la hostia hacernos una foto cuando la moto se queda atascada en el barro. Mola un huevo que se nos caiga la moto, porque "somos aventureros, tio!" Aventureros, los cojones. Somos niñatos mimados que tenemos el tiempo y y la falta de responsabilidades como para estar un año moviendo nuestro culo por el mundo encima de una moto.

Aventurera es mi amiga Amanda, cuidando a su madre recientemente diagnosticada de un cáncer bastante feroz. Aventurero es mi hermano, haciéndose cargo de tres niños el sólo. Aventureros son mis padres, que llevan currando como bestias toda su vida, no de vez en cuando como hago yo. Aventureros son los que tienen que salir a la calle a pedir para poder pagar la hipoteca. Los artistas que se mueren de hambre porque comprar pintura es mas importante que un bocadillo de jamón. Aventureros son los que dedican su vida a intentar solucionar los problemas de un mundo en caída en picado como es éste. Aventureros, nosotros los viajeros? Eso es un chiste. Y lo peor, es ofensivo. Ofende a aquellos viajeros que emprendían la ruta sin mapa. Es un insulto a los que viajaban para poder dibujar los mapas. Es un puñetazo en la cara a los que se embarcaban para que ahora exista el Google Earth. Es una falta de respeto tan grande que no hay manera de describirlo con palabras.

¿Cómo volver a los tiempos de los exploradores, a aquellos días en los que uno partía sin saber cuando volvería? No había destino. Explorar, descubrir, enfermar. Tierras hostiles, frías, impenetrables. Sin el puto internet ni la mierda del Facebook. Sin cámaras de fotos ni ordenadores pórtatiles, sin Ipod ni Ipad ni Isuputamadre. Solo un cuaderno y una pluma. Y la fascinación por descubrir, por hacer la ruta. Hacer el camino, no seguirlo. Sin reservaciones en hoteles ni restaurantes. Sufriendo bajo lluvia y nieve, muriéndose de hambre y de enfermedades. Una vida miserable. Pero sin prisas. Y probablemente sin pesadillas.

Definitivamente, la opción 3 es la única viable. 


Kinski: "Aquí no pasa ni la KLR del Búfalo"








9 comments:

  1. Tú sabes tan bien como yo que el valor de un viaje está en cada paso, en cada exhalación, en cada señal, signo y palabra que encontramos. La meta, Ushuaia, solo es un pretexto para finalmente mirar hacia atrás y comprender el proceso y el recorrido y como este nos ha movido por dentro y por fuera, nos ha hecho crecer y evolucionar, porque al fin y al cabo la meta real es esa. En tu viaje en moto y en el viaje de la vida, que en si siempre, siempre es una aventura las prisas simpre han sido malas compañeras porque nos quitan la vista de lo importante y también nos ponen en riesgo.
    Sigue a tu ritmo como has decidido, y si llegas a Ushuaia pelado de frío o te quedas en Bs As es algo que puedes elegir más tarde.
    Un abrazo enorme enorme desde el frío Madrid. Te quiero mucho.
    Amanda.

    ReplyDelete
  2. También me quedo con la opción 3 , en esta vida lo mas jodido es añorar lo que nunca paso , que diría sabina. Cuidado con el invierno patagónico que es duro eh?

    ReplyDelete
  3. Yo tambien te apoyo primo!!!! Estoy talmente deacuerdo con Marcela y con Sabina.

    Y ya sabes que en Puerto Montt podras reponer fuerzas para el tramo final de este viaje!!!

    POr cierto que por alla venden unos polares que me rio yo de las camisetas termicas de aca.

    Un besazo y hasta pronto!!!!

    ReplyDelete
  4. vaya, pues ya puestos: opción 4: que es como la 3 pero cuando pases más de 3 días seguidos llamándote a ti mismo jilipoyyas, vas coges un avión o avioneta o taxi o lo que haya para llegar a usuahasa esa, tocas a alguien en el hombro diciendo "¡quedas!"y te vuelves tan ricamente. Cuando la meta es del tipo descubrir la vacuna del sida, no me parece mal morir en el intento, cuando es llegar a no sé dónde porque sí... pues... bueno, puede parecerme también bien, la verdad, incluso mejor, pero es fácil que también me parezca absurdo. Tu reto de transformación se cumplió mucho antes de que iniciaras este viaje, a lo mejor no se trata de llegar, es más... creo que tengo la opción 5: darse la vuelta a 20 km. No hace mucho Roonie O´sullivan (The Essex Exocet) mi jugador de snooker favorito hace su segunda entrada a una mesa endiablada, la observa durante unos segundos y llama a la organización del torneo y pregunta ¿qué premio hay por hacer un 147? es decir meter todas las bolas combinando con negra, la respuesta es: no hay premio señor. Chasquea la lengua y se dirije a la mesa y a la velocidad del rayo mete todas las bolas combinadas con negra hasta que le queda 1, entonces dejó el taco sobre la mesa y abandonó la sala.

    ReplyDelete
    Replies
    1. Opción última y perfecta: Te pillas un avión a Ushuaia para recibirme allí y echar un bola nueve como antaño. Bieeeen Guishe!

      Delete
  5. Daniel: Sigo pensando que escribes muy bien y te deseo que sigas adelante. Qué lóstima que tu visita a Colombia solo quedó en 4,5 renglones de tu blog. Parece que no pasaste por aquí

    ReplyDelete
    Replies
    1. Quizá sea porque lo que viví en Colombia fue demasiado personal como para reflejarlo en el blog, o estaba muy ocupado viviendo experiencias como para pensar en escribir. Pero que pasé por Colombia, pasé... y fue una de las paradas mas especiales en mi viaje. Quizá escriba sobre eso alguna vez... Un abrazo!

      Delete
  6. " Es la hostia hacernos una foto cuando la moto se queda atascada en el barro. Mola un huevo que se nos caiga la moto, porque "somos aventureros, tio!" Aventureros, los cojones. Somos niñatos mimados que tenemos el tiempo y y la falta de responsabilidades como para estar un año moviendo nuestro culo por el mundo encima de una moto"

    Qué bárbaro, y en toda la boca, compadre. No puedo estar más de acuerdo contigo

    ReplyDelete